Proyecto Aloum
CAPÍTULO 03 - RUMBO A ANDRÓMEDA
A.L.O.U.M. - Asociación Libre para la Observación del Universo Multidimensional
El proyecto ALOUM
Fueron varios científicos y filósofos los que, reunidos en unas jornadas sobre vida extraterrestre oculta en otras dimensiones, crearon la asociación ALOUM para el estudio de formas de existencia más allá de la física tradicional. Realizaron grandes progresos en este campo de estudio, y por alguna razón, decidieron que era necesario que la humanidad viajara al sistema Micana, donde se revelaría el culmen de su investigación.
El 2 de abril del año 3052 la nave espacial Aloum 01 encendió motores, comenzó a girar para crear gravedad y puso rumbo al sistema Micana.
Así comenzó un viaje de más de cinco siglos hacia un sistema solar en el que se habían detectado tres planetas con probables condiciones de biodiversidad favorable para el ser humano.
Resultó emocionante contemplar por última vez a nuestro querido planeta Tierra. No volveríamos nunca, y tengo que reconocer que esa idea me causaba gran desazón. Pensar que abandonaba para siempre mi vida, con todas las cosas conocidas hasta el momento, me producía tal vértigo que intuía que costaría años asimilarlo.
A Lara y a mí nos asignaron un camarote amplio —de los mejores de la nave— dotado con tres ventanales y varios detalles que lo convertían en un alojamiento confortable. Lo habían decorado con buen gusto y contaba con los últimos avances en entretenimiento. A pesar de ello, no pudimos evitar durante las primeras semanas experimentar sensaciones de angustia.
Júpiter fue para todos nosotros el último contacto con lo conocido. Una vez pasado este punto, el Aloum 01 enfilaba un rumbo a través de una ruta inexplorada por la humanidad. La excitación se apoderó de todos, e incluso hubo celebraciones más intensas que el primer día. Nos preguntábamos qué fenómenos y lugares asombrosos descubriríamos a partir de ese momento.
La vida se hizo rutinaria y monótona desde el principio. Aunque la tripulación se empeñaba en hacernos participar en diversas actividades de ocio, pronto descubrimos Lara y yo, que nos gustaba bien poco socializar con nuestros vecinos. Temíamos el roce con el excesivo contacto, y no deseábamos hacernos enemigos a los que nunca podríamos perder de vista.
Nuestra actitud esquiva demostró ser acertada cuando se dieron los primeros casos de violencia a bordo. Situaciones desagradables que nosotros pudimos esquivar durante años.
Fueron varios los problemas técnicos a los que nos tuvimos que enfrentar. El más grave nos arruinó el agua potable, pero también soportamos episodios con falta de oxígeno, mal funcionamiento de los sistemas de refrigeración y fallos continuos en los motores principales. La desesperación y el desánimo se instalaron de forma cruel entre la tripulación. Se produjeron suicidios y hasta algún intento de amotinamiento para obligar a la nave a regresar a la Tierra. Al final se superaron los inconvenientes y pudimos continuar con el rumbo establecido.
Desde que nos vimos obligados a tirar toda el agua de la nave al sufrir una contaminación, fueron numerosas las paradas realizadas para buscar puntos de hielo. En un sistema solar que bautizamos como Mireda, hallamos numerosas rocas que nos aportaron cientos de miles de litros de agua. Con ella la escasez y el consiguiente razonamiento terminaron por fin, para alivio de todos.