Proyecto Aloum
CAPÍTULO 04 - OTROS PLANETAS
Todos y cada uno de nosotros tenemos asignada una labor dentro de la estructura del Alom 01. Yo cuido de los sistemas robóticos, y también investigo nuevas formas de mejora de sus sistemas de detección. La investigación es una labor obligatoria dentro de la nave. Los mandos nos obligan a presentarles nuestros avances cada cierto tiempo.
Otros se dedican a localizar e inspeccionar planetas de interés científico. Son considerados intrépidos exploradores.
El Aloum 01 no es solo una nave de colonización de planetas lejanos, también abre caminos para otras naves que quieran explorar nuevas rutas. Quizá alguien nos visite algún día desde la Tierra.
A lo largo de nuestra larga ruta montamos pequeñas estaciones de seguimiento y comunicaciones. Elegimos planetas muertos con nula actividad sísmica y escasa incidencia de impactos de meteoritos. Instalamos en superficies protegidas una robusta plataforma de repetidores robóticos que replicarán nuestra señal de comunicaciones a la Tierra con toda la información sobre nuestra expedición.
Para instalar un repetidor en un lugar seguro se emplean tres días completos. Un equipo de ingenieros de telecomunicaciones y expertos en excavaciones se dedican en cuerpo y alma a ello. Trabajan duro y cuidan cada detalle de la obra para que no se produzcan fallos imprevistos.
Hay que tener en cuenta que es un sistema robótico de última generación que dejaremos abandonado a su suerte en un planeta perdido. Nuestra esperanza es que dure varios siglos sin necesitar reparaciones. En caso de fallo nadie podrá regresar para solventar la incidencia.
En ocasiones nuestros exploradores localizan planetas ricos en recursos naturales. En esos casos se redacta un informe detallado que se envía a la Tierra gracias a la ERAS (Estaciones de Replicación Automática de Señal) que hemos ido instalando durante nuestro viaje.
Una de las corporaciones que más dinero ha donado para al proyecto ALOUM se dedica a explotar toda clase de yacimientos minerales. Es un interés puramente comercial del que no nos sentimos especialmente orgullosos, pero gracias a él se pudo construir la gran nave en la que viajamos.
Los días se sucedían como un goteo lento pero constante que sabes que no tiene fin. La monotonía es nuestro mayor enemigo, y aunque hemos intentado socializar algo más, las relaciones sociales con gente poco afín a nuestros gustos se nos antojan frías y difíciles. Solo estar centrados en el trabajo nos alivia la desolación que amenudo experimentamos.
Atravesamos zonas del espacio que encierran una belleza sobrecogedora. Durante ese periodo de tiempo nos quedamos ensimismados mirando por nuestros ventanales el exterior. La mayoría preferimos el silencio para guardar en nuestra retina el recuerdo de una imagen soblime que sabemos nunca volveremos a ver.
Analizar fenómenos incomprensibles nos apasiona. Sin embargo, debido a la naturaleza de nuestro viaje y a la necesidad de terminar nuestra misión, no podemos detenernos a estudiarlos con el detenimiento debido.
A veces hemos dejado atrás acontecimientos inexplicables sin ser capaces de documentarlos como es debido.
Dimos con un planeta especialmente rico en recursos, con grandes cantidades da agua, aunque sin oxígeno en la atmósfera. Sin embargo, nuestros simuladores lo identificaron como un punto idóneo para asentar una colonia minera. Las riquezas que se lograran extraer serían suficientes para costear cualquier tipo de poryecto en aquel entorno sin vida.
El sector 26 de nuestra odisea se reveló como una experiencia de lo más extraña. Hallamos un planeta que creemos albergó un tipo de vida inteligente que desapareció hace millones de años.
A pesar de la importancia del descubrimiento, el consejo de científicos acordó no detener la nave, aunque sí aminorar la marcha. Unos exploradores investigarían la superficie del planeta durante tres días y después regresarían al Aloum 01 en una nave ultra-rápida.