El viajero comienza su trayecto en Baños de Montemayor, un pequeño pueblo de unos setecientos habitantes que presume de un balneario de aguas termales que se remonta a la época de los romanos.
Calzada romana restaurada
Después del suave descenso por la calzada romana llega al pueblo y lo atraviesa por la calle del doctor Rengifo.
El buen doctor creó una fundación en el siglo diecisiete dedicada a obras sociales. Fue una de las primeras de España.
Al llegar a la iglesia el viajero se queda sorprendido porque se da cuenta de que existen dos templos en el pueblo.
Alguien le explica que en la época de la reconquista la calzada romana, que cruza por la mitad de Baños, sirvió de frontera entre el reino de León y Castilla durante el preparto de territorios reconquistados. Por eso se formaron dos pueblos con dos iglesias.
De esta forma los vecinos de la localidad quedaron divididos y quizá enfrentados durante años por un tratado entre reyes.
Al recorrer la calle, el viajero se imagina a aquellas sencillas de antaño saludándose cada mañana con la frontera en medio.